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miércoles, agosto 13, 2014

Axel Kaiser, Arenomics

Arenomics

  • Por Axel Kaiser en Diariofinanciero
    Las últimas tres décadas y media Chile se había caracterizado por tener una política económica lo suficientemente seria como para un país que pretendía avanzar. El actual gobierno de Michelle Bachelet rompió esa tradición así como ha pretendido quebrar con todo lo que ha permitido a Chile convertirse en el país más avanzado de América Latina.
    Producto de la desastrosa experiencia bajo el sistema de sustitución de importaciones y del colapso del estatismo benefactor desbocado que tuvimos desde las décadas del 30 al 70, habíamos aprendido que la forma central de resolver los problemas sociales era permitir a los privados hacer negocios con tranquilidad. De ahí surgiría el empleo, los mejores salarios y las oportunidades de ascenso social. Luego del colosal fracaso del proyecto marxista de la Unidad Popular, la clase política chilena parecía además haber entendido que la retórica de la lucha de clases y la estimulación de la envidia solo podían conducir al desastre. También parecía haber aprendido la lección de que la democracia no es un sistema infalible en que cualquier cosa que decida una mayoría política circunstancial es buena para el país. Asimismo mostraba tener claro que la democracia no puede funcionar bien sin un sistema económico que le provea de legitimidad y aceptación a nivel popular. En otras palabras, sin un sistema económico que genere prosperidad. Hoy todo eso parece olvidado.
    La nueva filosofía económica, inspirada en viejas ideas ya fracasadas, sostiene que el Estado es el principal agente del progreso social y material. En esta visión, el Estado es concebido como una especie de ente divino del cual se pueden esperar todos los beneficios imaginables sin que se asuma un costo por ello. De esa creencia religiosa se derivó, por ejemplo, la absurda tesis del gobierno de que la reforma tributaria, que pretende recaudar más de US$ 8 mil millones, no tendría efecto alguno sobre la inversión y el empleo. Así, de algún modo milagroso, el gobierno tiene según esta visión la capacidad de sacarle recursos al sector privado sin que estos recursos falten en el sector privado.
    Pero además, la nueva economía, que podemos bautizar como arenomics en honor a su principal exponente, postula que los políticos y burócratas – eso que llamamos “Estado”- gastarán esos recursos de manera más eficiente que los privados. De esto modo simplemente ignora toda la evidencia de despilfarro, ineficiencia y corrupción de parte de nuestros políticos y funcionarios estatales. Los promotores de arenomics olvidan el desastre financiero de Ferrocarriles del Estado, el Transantiago que costará decenas de miles de millones de dólares a los contribuyentes chilenos, Chile Deportes, el caso falsos exonerados, la captura de Codelco por sus sindicatos, el caso sobresueldos, el desastre de Enap, Corfo-Inverlink, MOP-Gate y un muy largo etcétera. Todo eso no importa porque los “poderosos de siempre” pagarán por el daño que han hecho y hacen a los chilenos día a día con sus empresas e inversiones.
    El resultado de esta “nueva” filosofía ha sido notable: en tan solo cinco meses ha puesto al país al borde de la recesión. La reacción de sus partidarios, por su puesto, no ha sido una corrección sustancial de la nueva doctrina, aunque algunos puntos ha debido ceder, sino más de lo mismo. Los ex presidentes Frei y Lagos, antes relativamente razonables en materia de política económica, han llamado a aumentar el gasto fiscal para hacer crecer la economía. Y sin duda el gobierno hará algo o mucho de eso. Primero entonces se castiga la inversión y se destruye empleo subiendo impuestos y amenazando con todo tipo de transformaciones de tono populista y luego, cuando la economía se estanca, se busca revivirla con más intervencionismo estatal. Esa es la lógica de arenomics.
    Como dijo Ronald Reagan denunciando una doctrina similar: si se mueve, aplícale un impuesto, si se sigue moviendo, regúlalo, y se si deja de mover, subsídialo. Por nuestro bien es de esperar que después de los malos resultados que tendrá arenomics, reaganomics tenga nuevamente una opción en Chile.

  • Por Axel Kaiser
    Las últimas tres décadas y media Chile se había caracterizado por tener una política económica lo suficientemente seria como para un país que pretendía avanzar. El actual gobierno de Michelle Bachelet rompió esa tradición así como ha pretendido quebrar con todo lo que ha permitido a Chile convertirse en el país más avanzado de América Latina.
    Producto de la desastrosa experiencia bajo el sistema de sustitución de importaciones y del colapso del estatismo benefactor desbocado que tuvimos desde las décadas del 30 al 70, habíamos aprendido que la forma central de resolver los problemas sociales era permitir a los privados hacer negocios con tranquilidad. De ahí surgiría el empleo, los mejores salarios y las oportunidades de ascenso social. Luego del colosal fracaso del proyecto marxista de la Unidad Popular, la clase política chilena parecía además haber entendido que la retórica de la lucha de clases y la estimulación de la envidia solo podían conducir al desastre. También parecía haber aprendido la lección de que la democracia no es un sistema infalible en que cualquier cosa que decida una mayoría política circunstancial es buena para el país. Asimismo mostraba tener claro que la democracia no puede funcionar bien sin un sistema económico que le provea de legitimidad y aceptación a nivel popular. En otras palabras, sin un sistema económico que genere prosperidad. Hoy todo eso parece olvidado.
    La nueva filosofía económica, inspirada en viejas ideas ya fracasadas, sostiene que el Estado es el principal agente del progreso social y material. En esta visión, el Estado es concebido como una especie de ente divino del cual se pueden esperar todos los beneficios imaginables sin que se asuma un costo por ello. De esa creencia religiosa se derivó, por ejemplo, la absurda tesis del gobierno de que la reforma tributaria, que pretende recaudar más de US$ 8 mil millones, no tendría efecto alguno sobre la inversión y el empleo. Así, de algún modo milagroso, el gobierno tiene según esta visión la capacidad de sacarle recursos al sector privado sin que estos recursos falten en el sector privado.
    Pero además, la nueva economía, que podemos bautizar como arenomics en honor a su principal exponente, postula que los políticos y burócratas – eso que llamamos “Estado”- gastarán esos recursos de manera más eficiente que los privados. De esto modo simplemente ignora toda la evidencia de despilfarro, ineficiencia y corrupción de parte de nuestros políticos y funcionarios estatales. Los promotores de arenomics olvidan el desastre financiero de Ferrocarriles del Estado, el Transantiago que costará decenas de miles de millones de dólares a los contribuyentes chilenos, Chile Deportes, el caso falsos exonerados, la captura de Codelco por sus sindicatos, el caso sobresueldos, el desastre de Enap, Corfo-Inverlink, MOP-Gate y un muy largo etcétera. Todo eso no importa porque los “poderosos de siempre” pagarán por el daño que han hecho y hacen a los chilenos día a día con sus empresas e inversiones.
    El resultado de esta “nueva” filosofía ha sido notable: en tan solo cinco meses ha puesto al país al borde de la recesión. La reacción de sus partidarios, por su puesto, no ha sido una corrección sustancial de la nueva doctrina, aunque algunos puntos ha debido ceder, sino más de lo mismo. Los ex presidentes Frei y Lagos, antes relativamente razonables en materia de política económica, han llamado a aumentar el gasto fiscal para hacer crecer la economía. Y sin duda el gobierno hará algo o mucho de eso. Primero entonces se castiga la inversión y se destruye empleo subiendo impuestos y amenazando con todo tipo de transformaciones de tono populista y luego, cuando la economía se estanca, se busca revivirla con más intervencionismo estatal. Esa es la lógica de arenomics.
    Como dijo Ronald Reagan denunciando una doctrina similar: si se mueve, aplícale un impuesto, si se sigue moviendo, regúlalo, y se si deja de mover, subsídialo. Por nuestro bien es de esperar que después de los malos resultados que tendrá arenomics, reaganomics tenga nuevamente una opción en Chile.

CHILE, MERCADO OTRA VEZ A LA BAJA EN PRONOSTICOS DEL PIB .INCERTIDUMBRE

SIGUEN LOS EFECTOS DE MALAS REFORMAS DE BACHELET

Mercado otra vez baja pronóstico de PIB y no descarta más ajustes por débiles datos de julio

Analistas atribuyen el ajuste a que la incertidumbre aún persiste, lo cual ha deteriorado las cifras de consumo e inversión. Esperan que el instituto emisor mañana recorte la tasa a 3,5% anual.
  • Por J.P Palacios / S. Valdenegro


    4,0% era la proyección de PIB en enero.
    El pobre avance de la actividad de 0,8% registrado en junio sigue generando estragos en las expectativas de los agentes económicos.
    De acuerdo a la encuesta mensual que realiza el Banco Central, las estimaciones de crecimiento se redujeron por séptimo mes consecutivo para el año, anotando una caída de cuatro puntos respecto al sondeo previo, lo que significa el mayor ajuste en lo que va de 2014.
    Los expertos consultados proyectaron que el PIB de 2014 llegará apenas a 2,5%, situándose en la parte baja del rango proyectado en el último Informe de Política Monetaria (IPoM) del Banco Central (2,5%-3,5%).
    El mercado también acusó impacto en las expectativas de ritmo de crecimiento para el próximo año. Esperan una expansión de 3,5%, desde el 3,8% estimado en julio.
    En materia de corto plazo, el promedio de los analistas prevé que el Indicador Mensual de Actividad Económica (Imacec) habría anotado un aumento de sólo 1% en julio. Incluso, según la base de datos liberada por el banco, la estimación más baja para el mes se situó en apenas 0,3%.
    Benjamín Sierra, economista de Scotiabank, dijo que si bien era “esperable” una rebaja en la proyección para este año y el próximo, las actuales condiciones macro anticipan que el 2,5% “no es un piso” para las perspectivas de crecimiento del actual ejercicio.
    “El recorte de las expectativas se relaciona con el bajo Imacec de junio, lo que anticipa que también en julio y agosto las cifras serán bastante débiles. Eso sí, la recuperación hacia fin de año será muy moderada. Yo tengo la impresión de que el crecimiento este año estará más cerca del 2,4%”, señaló.
    En la misma línea, el analista de EuroAmérica, Felipe Alarcón, cree que el ritmo de la actividad en 2014 podría ubicarse por debajo del promedio de las estimaciones del sondeo del BC. “Hay que estar conscientes de que en los próximos Imacec (julio y agosto) hay una probabilidad de que sean peores que el dato de junio (0,8%), y dada la base de comparación no hay que descartar incluso cifras bajo el 0,8%, eso podría retroalimentar expectativas más a la baja para el crecimiento del año. Incluso yo estoy pensando un crecimiento en torno a 2,3% y 2,4%”, afirmó.
    Similar opinión tiene el economista jefe de Banco Penta, Matías Madrid, quien apunta a factores “estructurales” que continuarían afectando a la economía el próximo año, como la falta de reformas en el mercado laboral y energético, principalmente.
    “La inversión sigue en contracción. Los últimos datos de importación de bienes de capital volvieron a caer en julio. A esto hay que sumarle una desaceleración del consumo por sobre lo esperado. No descartamos incluso que el Imacec de julio sea negativo, por lo que probablemente la economía aún no ha tocado fondo”, explicó Madrid, quien recortó a la baja su proyección de este año de 2,9% a 2,5%, con un sesgo bajista.
    Dado lo anterior, el analista de Banchile, Nathan Pincheira, aseveró que la expectativa de la autoridad, de que el crecimiento en el año iría de menos a más “no se está cumpliendo”. E, incluso, advirtió que si bien el escenario base anticipa mejores cifras en el último trimestre, “si es que las condiciones macro continuán empeorando, no necesariamente este pronóstico se puede cumplir”.
    Los analistas esperan que mañana el instituto emisor reduzca la tasa a 3,5% y la baje a 3% en cinco meses.Imagen foto_00000004

REVISION IDEOLOGICA DE CANDIDATOS EN RN

RN realizará revisión ideológica de candidatos tras renuncia de parlamentarios

El diputado Gaspar Rivas, que había tenido un voto disidente en materias clave, dimitió esta semana. Presidente del partido, Cristián Monckeberg, dijo que se buscará un "común mínimo denominador" en temas de principios.

13/08/2014 - 02:15
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“Estoy renunciando a la derecha chilena, a la Alianza por Chile, a la Coalición por el Cambio, o como se quiera decir, a una derecha, y me refiero a RN, la UDI, Amplitud y Evópoli, que no tiene la capacidad de dejar de mirarse el ombligo y hacer de una vez por todas cambios económicos en el sistema”.
Esos fueron algunos de los argumentos que dio, el lunes pasado, el diputado Gaspar Rivas tras oficializar en el Servel su renuncia a RN.
Aunque la salida del parlamentario no fue del todo sorpresiva -ya había dimitido en 2012 y durante el año difirió de algunas votaciones de bancada-, su renuncia abrió una serie de interrogantes al interior de la directiva que preside Cristián Monckeberg, ya que se suma a la dimisión, en diciembre de 2013, del senador Antonio Horvath, quien antes de abandonar el partido mostró su convergencia con el programa de la entonces candidata Michelle Bachelet.
Ambos episodios, explican en el partido, dejaron “lecciones” para la mesa de RN, que resolvió modificar el criterio de búsqueda de candidatos de la colectividad, para evitar nuevas renuncias de personeros.
De aquí en adelante, señalan en RN, se realizará una suerte de escaneo mayor a los aspirantes a cargos de elección popular, durante el período de selección. Así, los encargados de reclutar a los candidatos llevarán adelante una acuciosa revisión de los antecedentes de éstos, que incluirá preguntas de orden “ideológico”.
“Producto de la renuncia de Gaspar Rivas, nosotros sacamos una lección. Tenemos que mejorar nuestro sistema de selección de candidatos. Lo que no puede pasar es que un señor que se presentó como candidato de la coalición de centroderecha, militante de RN, al poco andar y en el ejercicio del cargo no solamente renuncia al partido, sino que al sector, se cambia de bando y se transforma en un militante independiente o de la Nueva Mayoría o de la izquierda”, dijo Cristián Monckeberg.
El jefe de partido es claro en señalar que “no se trata de aspectos valóricos ni de que en algún minuto alguien esté a favor del matrimonio igualitario o del AV, sino que haya un mínimo común denominador y que se trate de personas que adscriban a un modelo de sociedad de centro derecha, de cómo concebimos la sociedad, si somos de derecha o de izquierda”.
De cara a las elecciones municipales de 2016, la idea de la directiva es incorporar el nuevo procedimiento en la búsqueda de candidatos a alcaldes y concejales, pero con especial énfasis en los postulantes al Parlamento, considerando la relevancia del voto de los diputados y senadores en el Congreso. Previo a su dimisión, Rivas se había apartado de la posición de la bancada en materias como el voto de los chilenos en el exterior y su participación en la “Bancada AC”.
“Podemos asimilar el caso de Rivas con el de Horvath, porque son personas que ideológicamente se cambiaron de bando, de coalición y eso es un engaño a la coalición, a la ciudadana y al electorado”, explica Monckeberg.
En la directiva hacen una distinción  de los casos anteriores con los actuales diputados de Amplitud, quienes, dicen en la mesa, habrían renunciado por “diferencias” con la anterior directiva de Carlos Larraín.